Thursday, February 18, 2010

El poder del perro (II)

"Callan crece metido en fábulas sangrientas.
Cuchulain, Edward Fitzgerald, Wolfe Tone, Roddy McCorley, Pádraic Pearse, James Connelly, Sean South, Sean Barry, John Kennedy, Bobby Kennedy, Domingo Sangriento, Jesucristo.
El rico mejunje rojo de nacionalismo irlandés y catolicismo o de nacionalismo católico irlandés, o de catolicismo nacionalista irlandés. Da igual. Las paredes del pequeño apartamento sin ascensor del West Side y las paredes de la escuela primaria de Saint Bridget están decoradas, si esta es la palabra, con espantosas imágenes de mártires: McCorley colgando del puente de Toome; Connelly atado a su silla, de cara al pelotón de fusilamiento inglés, San Timoteo asateado de flechas; el pobre y desesperado Wolfe Tone cotrtándose el cuello con una navaja, pero la caga y se cercena la tráquea en lugar de la yugular, aunque de todos modos consiguió morir antes de que le colgaran; el pobre John y el pobre Bobby mirando desde el cielo; cristo crucificado.
Por supuesto en el propio Saint Bridget existen las doce estaciones del Calvario. Cristo azotado, la corona de espinas, Cristo recorriendo dando tumbos las calles de Jerusalén con la cruza a la espalda. Los clavos atraviesan sus manos y sus pies benditos (un Callan muy joven le pregunta a la hermana si Cristo era irlandés, y ella suspira y le dice: No, pero como si lo fuera).

El poder del perro
Don Winslow

2 comments:

Pons said...

Només li hagués faltat ser irlandès! o encara pitjor, escocès!

gary said...

Perquè ni tot l'aire pur del món hauria pogut arreglar-ho...