Thursday, October 01, 2009

Guanyar temps i estar al dia

Fa temps em vaig comprar un llibre de Vladimir Nabokov (autor del llibre preferit del Pau) que englobava sis lliçons magistrals de l'escriptor i professor sobre el Quijote. Llegint un petit volum ja tenia per poder fardar i discutir sobre el Quijote, sense haver de manejar-lo.

Més o menys semblant és el que em passa amb la televisió. Llegint el Blog d'Hernán Casciari, les crítiques d'Enric Gonzalez o escoltat Sergi Pàmies en tinc prou per estar al dia, amb opinió formada (evidentment acostumo a copiar la seva) i sense perdre el temps enfront la pantalla.

D-aquesta sigui sobre un classic de la literatura universal o sobre la Belen Esteban facilment en tindre coneixement i opinio al respecte...

Un exemple, que a més em toca de prop com a futur aturat:



Despidos

Es muy probable que no vieran ustedes El aprendiz, el reality
que La Sexta estrenó el lunes. A juzgar por los datos de audiencia (5,3%), la
gente prefirió entretenerse con otras cosas. Yo sí lo vi, y no lo lamento.
Resumo: el empresario de publicidad Lluís Bassat tiene que elegir a un ayudante
entre un grupo de concursantes altamente cualificados; la fórmula ha obtenido
éxito en Estados Unidos (con Donald Trump), en Reino Unido (con Alan Sugar) y en
otros países.

El aprendiz es un programa muy reconfortante para cualquier tipo
de público. El segmento de los presidentes de Gobierno, ministros y autoridades
autonómicas, por ejemplo, se sentiría más tranquilo si hubiera puesto La Sexta.
Ellos son incapaces de cuadrar un presupuesto decente o de trazar un plan
coherente, cierto. Pero los concursantes de Bassat, plurilicenciados,
masterizados y políglotas, con 24 horas por delante y todo tipo de datos, fueron
incapaces de calcular el precio de un kilo de aceitunas. O sea, que menos
críticas a los que mandan.
La franja de audiencia que incluye a los
dirigentes del Partido Popular también habría gozado de un merecido alivio al
comprobar que el tiburoneo, la puñalada por la espalda, la negación de la
evidencia y las crisis de liderazgo son algo normal, e incluso saludable. El
único concursante que fue honesto y dijo la verdad obtuvo como premio un
fulminante despido. Había metido la pata, pero eso le pasa a cualquiera, ¿no,
señora Cospedal? La moraleja queda clara: nunca reconozcas un error.
¿Y los
empresarios? ¿Por qué los empresarios no vieron en masa El aprendiz? Habrían
disfrutado con la sumisión y el acojone de los concursantes, siempre a un paso
de la liquidación y la patada, y llorado de emoción, a lágrima viva, escuchando
la frase definitiva de Bassat: "Hay que despedir si se quiere ser
justo
".
Acaso el segmento de los buscadores de empleo (más de cuatro
millones, y subiendo) habría sido el que habría sacado más provecho de las
enseñanzas televisivas. Si usted, amigo parado, no quiere ser rico, sino
millonario; si usted no está dispuesto a "aplastar a quien sea como a una uva",
como los simpáticos concursantes, ¿qué espera conseguir en el mundo corporativo?
Aprenda, hombre, aprenda.
(Doy por supuesto que si las audiencias no
remontan, Bassat sabrá ser justo y despedirse a sí mismo
).

ENRIC GONZÁLEZ

El Pais 30/09/2009

1 comment:

Pons said...

Jo faig el mateix a la feina, amago els errors sota l'estora. El problema vindrà el dia que aixequin l'estora, espero que aquell dia la meva cadira estigui sobre una altra estora.