Però desenganyem-nos, no sempréés brillant, però almenys aleshores és convincent. Tot i que algun cop hi he estat d'acord, mai havia tingut la certesa de coincidir amb la idea de Hannah Arendt sobre la banalitat del mal.
Però
(...)
Uno sabe que ha llegado a la cumbre del asunto cuando es capaz de dañar muy gravemente a muchísima gente, cuando encarna un cierto estilo de maldad y cuando se le reconoce una determinada imagen, personal o corporativa. En esa élite destacan Hitler y sus nazis, que durante décadas han representado el modelo a seguir.
El problema, cuando se ha alcanzado un prestigio indiscutible como malvado, consiste en los detalles. Las propias virtudes profesionales pueden convertirse en peligrosos defectos. La psicosis y la megalomanía, por ejemplo. Es el caso de Kim Jong-il, el dictador norcoreano, cuyos éxitos (hambrunas, miseria, amenazas nucleares) se ven lastimados por esa estúpida chaquetilla corta, de inspiración psicótica, y por el pelito cardado con el que intenta crecer unos centímetros. Toda una vida dedicada al mal, parcialmente echada a perder por una cuestión de imagen.
(...)
Una lástima. Y una prueba más de que el mal está siempre a un paso del ridículo.
Tant afalag, només per introduir dos paràgrafs graciosos, però fàcils.
Serà que la banalitat està més repartida del que sembla...
2 comments:
Tengo el dispositivo "Juicio final" listo, entreguen el oro o asmunan las consequéncias!
"Estoy harto de ceder, yo quiero correr el riesgo"·
"A lo mejor la destrucción del puente ha sido una coincidencia"
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