Friday, November 30, 2007
A l'ordinador no s'hi menja
Tuesday, November 27, 2007
Culturilla
'Chic' balcánico
Bandas como Gogol Bordello o Beirut parten de las
raíces del Este para desafiar tópicos a base de modernidad
Navidad de 1994. Dos jóvenes periodistas barceloneses comentan sus planes de fin de año. Uno, carente de vocación, irá a ver a su familia al campo. El otro, plumilla de raza, tiene planeado el reportaje de su incipiente carrera. Irá a Zagreb, a documentar las penurias de un fin de año tras una guerra civil. Dos semanas después, ambos se reencuentran. La familia bien, gracias. ¿Zagreb? Nada. La ciudad es bellísima, llena de tiendas, mujeres altas y guapas y en fin de año actuaba el dj Laurent Garnier.
A los diez años, el periodista sin vocación entrevista a un joven escritor norteamericano llamado Jonathan Safran Foer. Acaba de publicar su debú, Todo está iluminado, fenómeno literario y generacional en su país. Narra las peripecias de un joven yanqui parecido a él que viaja a Ucrania para saber más sobre la suerte de su abuelo judío durante la Segunda Guerra Mundial. "Fui allí pensando que todo sería triste y difícil y, me pareció un país fascinante. El campo era pobre, pero había mucha cultura, mucha música, mucha hambre de conocimiento, ese hambre que falta en el mundo occidental", declaraba Foer.Noviembre de 2007. Eugene Wurtz lidera el combo de punk gitano Gogol Bordello, sensación de la temporada y motor de lo que ha venido a llamarse balkan chic, una suerte de descubrimiento por parte de la cultura anglosajona de la modernidad del este de Europa. Un cruce entre las bandas sonoras de Kusturica y los discos de The Clash. Madonna es fan y Eugene, que llegó hace diez años a Nueva York y ya es uno de los personajes más omnipresentes de su escena, sonríe con vehemencia gitana. "Malditos yanquis. Ahora resulta que sí les interesa lo que pasa más allá de sus fronteras. Falso. Quieren fingir que ven a Kusturica y son unos tipos cosmopolitas, pero siguen siendo unos racistas. Se creen el ombligo del mundo. Espero que cambie y contribuir a ello", comenta Wurtz, que fue coprotagonista de la versión cinematográfica de Todo está Iluminado. Elpapel de Foer lo interpretaba Elijah Wood, novio a su vez de una de las coristas de su banda de Eugene, que posee un sello musical y un grupo preferido: Beirut. Esta banda procede de Santa Fe, Nuevo México. Debutó hace un par de años y hace unos meses editó su segundo largo, The flying club cup (Popstock!), sorprendente ejercicio de estilo sobre folklore balcánico compuesto por un joven anglosajón fascinado con Europa. Zach Condon es Beirut, póster boy del indie yanqui que no escribe sobre lo mal que le tratan sus padres, sino sobre atardecer en
Dubrovnik. "Dejé el colegio y fui a Europa", recuerda. "Me quedé en París, donde descubrí la música balcánica. Volví a mi casa y decidí que aquello era lo que quería hacer". El fenómeno es global, viaja por la red y su radio de acción va más allá del fan de Manu Chao y los kebab.
"Somos más de un millón y medio sólo en Nueva York, y les hemos enseñado a divertirse desde el Bulgarian Bar, en Broadway, a base de música gitana", dice Wurtz. "Espero que no sea sólo una
moda", apunta Condon. "Me da miedo lo que puede hacer una cultura tan desgastada como la nuestra con un legado como el suyo, tan rico y hasta cierto punto puro". De momento, parece que la reconquista del nuevo mundo se iniciará desde la europa del Este, económicamente floreciente, culturalmente rica y de vocación nómada "Escapé con mi familia del desastre de Chernóbil porque mi madre escuchaba la radio occidental y ahí lo oyó. La única manera que tienen los anglosajones de escapar de su estupidez es sintonizar la radio y escuchar un poco de punk gitano", sentencia Wurtz.XAVI SANCHO - Barcelona - 25/11/2007
Thursday, November 22, 2007
Enquesta setmanal x.0
I com a enquesta temporal, mentre espero pacientment el retorn de l'element que desperta més passions a casa (evidentment no parlo del meu germà), us plantejo la pregunta que m'he fet aquests dies: Què és el pitjor de no poder estar connectat a Internet?
-Perdre's les novetats en l'apassionant món de la blogsfera catalana.
-El porno gratis a un clic de distància
-No poder estar al dia en l'actualitat de l'ACB, amb la pèrdua de competitivitat que això implica.
-Les estones mortes navegant sense rumb.
-No poder visitar bitàcoles currades per poder fardar després de cultura.
-No saber el dia i l'hora del pròxim partit de les Olives Mortes.
PD: Tornem a classe que faig tard.
Tuesday, November 20, 2007
PCs moribunds
Ara difícil decisió: tinc classe, però sobretot, tinc el mono d'Internet.... què faré en els pròxims minuts?
Friday, November 16, 2007
Ironies
Thursday, November 15, 2007
Caballs desafectes
Gladishov se alarmó. No acababan de gustarle las palabras de Osoavajim. Apenas convertido en ser humano, ya comenzaba a criticar. Desde el punto de vista biológico, sus méritos eran muchos, sin duda, pero si daba un enfoque político a la cuestión, que un caballo se convirtiera en ser humano no era más que la mitad. Lo principal consistía en saber en qué clase de ser humano se había transformado: ¿afecto o desafecto a la causa? Armándose a tiempo de la debida cautela, formuló Gladishov al caballo una pregunta de las que se denominaban experimentales:
-Y, dime, Osia; si, y es una suposición, te llamasen al frente, ¿de qué lado lucharías?, ¿del nuestro o del alemán?
Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin
Vladímir Voinóvich
Monday, November 12, 2007
Els flashbacks de LOST
Heus aquí doncs, els rostres de les temporades 4, 5 i 6 de Lost:
A quin personatge s'associa cada un dels individus?
Sunday, November 11, 2007
"El dia más feliz de mi vida"
"Y por el poder que me otorga la comisión estatal
del juego, yo os declaro marido y mujer.
¡Siguiente!"
Romanticisme by The Simpsons
Wednesday, November 07, 2007
Articles (3)
La moral de la langosta
Las langostas tienen mal carácter. A ello contribuye, probablemente, su forma de comunicarse: orinan en la cara de su interlocutor. Poseen pequeños pulverizadores junto a los ojos y emiten orina mezclada con distintas sustancias químicas, lo que les permite expresar ideas básicas como "vamos a pelear" o "vamos a copular". Su cosmovisión no va mucho más allá.
Los machos de la especie viven obsesionados por la dominación, y pelean entre sí de forma continua para alcanzar el galón de "macho alfa". El galón, sin embargo, debe ser revalidado cada noche. Antes de acostarse, el dominante saca a las demás langostas de sus escondrijos y les pega una paliza. Se trata, se supone, de recordarles quién manda. Y, parece, de excitar a las hembras. Tras el rito de la paliza, las hembras se aproximan a la guarida del "alfa".La etología, el estudio del comportamiento animal, es una ciencia a la vez reconfortante e inquietante. Incluso en libros de simple entretenimiento, como Why pandas do handstands, del divulgador británico Augustus Brown, se comprueba lo mucho que compartimos con los animales. Entre las especies potencialmente más altruistas se encuentran, curiosamente, las únicas que pueden copular por puro placer, sin aspiraciones reproductivas: el humano, el delfín, quizá el perro.
El pez cardenal de Japón, en cambio, carece de altruismo. Al menos el macho, a quien corresponde la tarea de proteger a las crías recién nacidas, ocultándolas dentro de la boca. El pez cardenal de Japón no es monógamo, y en cuanto pasa por las cercanías una hembra atractiva, destruye las pruebas de su vínculo familiar: se come las crías y se larga detrás de la nueva hembra. La supervivencia del pez cardenal de Japón constituye un misterio.
Ciertos macacos (Macaca nemestrina), que se conocen a sí mismos, se han dotado de policía. En sus comunidades, varios de los machos se dedican a imponer el orden y a castigar el delito, más allá de sus propios intereses coyunturales. Cuando los macacos-policía son apartados de la colonia surgen camarillas y conflictos. Basta devolver a los policías para que se restablezca la armonía, basada, por supuesto, en los privilegios alimenticios y sexuales de quienes velan por el bien común: todos los inventos sociales, todas las jerarquías, tienen su truco.Algunos humanos suelen invocar a los animales como guía última del comportamiento, como si en la naturaleza existiera algún tabú. "Eso no es natural", dicen. Incluso para perorar sobre la sexualidad. Al margen de excentricidades (entre los caballitos de mar, es el macho quien queda embarazado), la preponderancia de la heterosexualidad es sólo eso, una mayoría porcentual. El 10% de los carneros son homosexuales, y el 6% practica, por razones desconocidas, la castidad vitalicia. Hay homosexualidad entre los leones, las jirafas, los delfines, los pingüinos, los sapos, los monos...
También hay casos desesperados. Los pulpos abisales viven en un ambiente oscuro, poco frecuentado, y disponen de rarísimas oportunidades para copular. En cuanto se encuentran dos de esos pulpos, fornican sin más consideraciones. Que resulten macho y hembra, o cualquier otra combinación que les apetezca en ese momento, ya es sólo cuestión de suerte.
Los animales y su comportamiento me interesan desde siempre. Nada me fascina más que la rabia de la vida, el furor biológico por la supervivencia, los prodigios surgidos de unas pocas moléculas y una reacción química con la luz. Y me cuesta comprender la idea de un Dios que lo fabrica todo para juzgarlo después, de acuerdo con un criterio que, evidentemente, ha inventado también él. Ese Dios maniático favorece las neurosis (véase Moisés y el monoteísmo, de Sigmund Freud, uno de los ensayos más divertidos de todos los tiempos) y, en último extremo, se nos parece demasiado. Nada de esto es broma: la cuestión de la divinidad es la más importante que plantea la existencia. Desconfío de quien no tiene una opinión firme al respecto, y vive en consecuencia. Yo creo en la dulce totalidad spinozista. Existe el imperativo moral, no la recompensa póstuma.
El imperativo moral, lo que hay que hacer porque lo exige nuestra capacidad de altruismo, no está grabado en las almas. Vistas las imágenes del imbécil de Santa Coloma de Cervelló, de su víctima ecuatoriana y del testigo inmutable, resulta obvio que permanecemos muy cerca de la langosta. Y que podemos dar gracias de haber llegado, en el mejor de los casos, al nivel del macaco "nemestrina". -
Why pandas do handstands. Bantam Press, 2006. 416 páginas.
Enric González
EL PAIS 28/10/2007
Tuesday, November 06, 2007
Articles (2, però el principi)
Cuestión de principios
El martini es la invención americana de mayor perfección estética. Se trata de una bebida de origen incierto, canon estricto e infinitos matices. Exige principios, educación y criterio. Un escritor australiano, Frank Moorhouse, ha dedicado parte de su vida a compilar un tratado exhaustivo sobre este artefacto fugaz y esencial. Moorhouse posee una erudición extraordinaria y una original capacidad opinativa, demostrada, por ejemplo, en un pasaje en el que, muy de paso, habla de su bisexualidad y la desaconseja al lector, sugiriendo que constituye un hábito fatigoso y menos divertido de lo que parece. Con sus propias palabras: "Ni se le ocurra intentarlo".La fórmula del martini es sencilla: ginebra y vermut seco, con oliva o rizo de limón. El uso de vodka en lugar de ginebra es aceptado por la mayoría de los expertos. En cuanto a agitarlo o removerlo, ambas opciones son escolásticas. Sin entrar en consideraciones químicas, agitado se enfría más, y revuelto, menos. Ni siquiera James Bond tiene una opinión fija al respecto: suele tomarlo agitado ("shaken, not stirren"), pero en Sólo se vive dos veces lo pide "stirren, not shaken".
Las proporciones constituyen un asunto personal, sobre el que se puede opinar, pero no discutir. A finales del siglo XIX tendían a ser mitad y mitad. En la conferencia de Teherán, Roosevelt sirvió a Stalin y Churchill un martini sucio (con unas gotas de agua de oliva), en proporción de dos a uno. El mariscal Montgomery, que sólo entraba en batalla si disponía de una superioridad abrumadora, lo preparaba en 15-1. Luis Buñuel se limitaba a acercar a la coctelera una botella de vermut. En general, los estudiosos recomiendan 5-1 o 6-1.
Las polémicas en la materia son inagotables. ¿Cuántas olivas? ¿Se comen? ¿Antes, durante, después? ¿Qué se hace con el hueso si no son rellenas de pimiento? En un club londinense, una de las pruebas de admisión consiste en consumir un martini con una oliva. Quien comete cualquiera de las groserías posibles (dejar el hueso en un cenicero, ocultarlo con una servilleta) sufre el veto. La única opción caballerosa consiste en tragárselo.
Cada aficionado tiene su arquetipo. Personalmente, soy de Plymouth y Noilly Prat, 6-1, sin ensuciar, agitado, servido en copa pequeña (hablamos de copa de martini, aunque en el Harry's de Venecia, por razones confusas, utilicen vasitos) y llena hasta el borde, con una oliva ensartada en un mondadientes (el artefacto necesita un eje) y consumido sobre una barra de madera vieja (cuestión de luz). Dos unidades son la cantidad razonable: más allá se cae en el romanticismo. Como con cualquier otra bebida alcohólica, las llaves del coche deben encontrarse a una distancia disuasoria. Idealmente, en otra ciudad.
El martini requiere criterio. El criterio requiere opinión. La opinión requiere reflexión. Y la reflexión requiere escepticismo. Un bebedor de martini no se cree cualquier cosa que lee en su periódico: sabe que los periódicos, como las salchichas, llevan de todo, y no conviene estar presente cuando se elaboran. Tampoco cree, por supuesto, todo lo que dice el gobierno, sea del partido al que vota, del partido al que odia, o ambas cosas. Por supuesto, para mantener una mínima distancia intelectual ante los mensajes interesados (incluso los consejos maternos lo son) no es imprescindible la coctelera.
Un correcto bebedor de martini respeta los cánones, pero soporta mal los tópicos. Puede ser de izquierdas y no tragarse lo de que la derecha española es la más impresentable de Europa: mientras por todo el continente se agita la xenofobia contra el inmigrante, el pobre Rajoy sólo agita una bandera española. Puede ser progresista y horrorizarse ante palabras como "eutanasia". Puede ser socialista y espantarse con el gobierno, por razones demasiado numerosas para citarlas aquí. Puede aceptar el mercado sin olvidar que es sólo un mecanismo de atribución de precios. Puede aborrecer el sectarismo y confiar, sin embargo (el martini insufla optimismo), en que EL PAÍS siga siendo de izquierdas. Puede ser ateo y considerar que los obispos, a veces, tienen razón: a mí me pasa, sobre todo si tomo una tercera copa.
Casi nadie lee completos los textos de un periódico. En realidad no hace falta, salvo si los firma Sol Gallego-Díaz. Llegados a este momento íntimo, resta decir que esta columna, mientras dure, hablará de libros de escasa difusión e interés limitado: culturilla excéntrica en tres minutos. Un diario es, sobre todo, un negocio. Secundariamente, es un instrumento de poder. En ocasiones funciona también como servicio al lector. -
Martini, a memoir. Frank Moorhouse. Knopf, 2005. 240 páginas.
Enric González
El PAIS 21/10/2007
Monday, November 05, 2007
Articles (1)
Resulta que Enric Gonzalez ens ha deixat orfes de les seves Historias del Calcio, però almenys continuarà parlant de temes interessants, i per comprovar-ho el plat fort del passat diumenge.
Tot i que sembli extrany, noms com Sciascia, Orlando, Bagarella están més relacionats amb el blog del que aparenten, sobretot si recordeu un nom: Peter Robb (1, 2, 3, 4) Ningú ha tingut curiositat encara? Continua disponile a la biblioteca...
LA DUDA OFENDE
El diálogo se desarrolla durante un mítin en un pueblo del interior de Sicilia, a principios de 1974. Un político intenta convencer al escaso público de que vote "sí" al divorcio en el próximo referéndum. Una vieja en primera fila niega continuamente con la cabeza. El político decide dirigirse a ella, de forma personal, y le plantea casos concretos. "Si la esposa traiciona al marido, ¿no procede el divorcio?". "No", responde la vieja, "al hoyo". "¿Y si es el marido quien traiciona, y además tiene una segunda familia". La vieja, impertérrita: "Al hoyo". "¿Y si la mujer descubre que se ha casado con un hombre impotente?". "Ha habido engaño: al hoyo". El resto del público calla y escucha, mientras el político esgrime situaciones cada vez más truculentas y la vieja se mantiene firme en su respuesta: "Al hoyo". Por fin, el político apela a lo más terrible: el hombre comete incesto. ¿No se justifica el divorcio? La vieja no duda un segundo: "En ese caso hay que celebrar una gran fiesta en casa, para que nadie sospeche lo que ocurre. Después, al hoyo".
La escena forma parte de Negro sobre negro, un libro que Leonardo Sciascia publicó en 1979, diez años antes de morir. Sciascia, siciliano, fue una de las conciencias más sólidas de Italia. Nació en una isla bella y severa, ajena al progreso, martirizada por la historia y la mafia, despreciada por el mundo. Sciascia vivió entre su pueblo, Racalmuto, y Palermo, donde se trasladó para no separarse de sus hijas. En ciertas cosas (el apego por lo rural, el escepticismo, el pitillo pegado a los labios), Leonardo Sciascia y Josep Pla fueron personajes parecidos. Sciascia era más valiente y menos cínico.El escritor siciliano se suicidó socialmente el 10 de enero de 1987 con un artículo publicado en la primera página del Corriere della Sera. Sabía que las verdades inmutables son inmutables, al menos mientras duran. Sabía que es inútil andarse con matices frente a quienes poseen la verdad, la razón y el respaldo poderoso de la Historia (o de Dios, depende del bando). Había conocido a muchas viejas como la del mítin, con una respuesta válida para cualquier pregunta: "Al hoyo". Y conocía la ignorancia general sobre la mafia, un fenómeno de gran utilidad para numerosas generaciones de políticos italianos.
Pero Sciascia publicó su artículo, Los profesionales de la antimafia, y acusó a los políticos y jueces más venerados del momento, como Leoluca Orlando, alcalde de Palermo, y Paolo Borsellino, magistrado, asesinado años después por la mafia, de utilizar una causa noble, el renacimiento moral de Sicilia, para beneficio de sus carreras. La lucha contra la mafia, decía Sciascia, había dejado de ser un fin y era sólo un medio para alcanzar prestigio, fortuna y posiciones de poder.
El mundo se le echó encima. Quizá no le importó. Estaba ya muy enfermo. Dedicaba su tiempo a fantasear sobre la muerte y, en términos más concretos, sobre su epitafio. Buscaba algo "menos personal" y "más ameno" que las frases habituales. Lo encontró en un texto de Auguste de Villiers de L'Isle-Adam, uno de sus amados franceses decimonónicos, legitimista, reaccionario, simbolista, asombrosamente moderno. "Ce ne ricorderemo, di questo pianeta". Nos acordaremos de este planeta. Ese es el epitafio sobre la tumba de Sciascia.
Han pasado casi 20 años. Mafia y antimafia siguen siendo asuntos prósperos. Y la verdad incómoda de Leonardo Sciascia se ha visto refrendada por el tiempo. Uno de los acusados de su artículo, Leoluca Orlando, le da la razón. También se la da la propia viuda de Borsellino.
Suele decirse que la primera víctima de la guerra es la verdad. Algo similar ocurre con el terrorismo, la mafia o las emergencias planetarias.
Ahora se considera de muy mal gusto cuestionar la "verdad incómoda" de Al Gore, el profeta del cambio climático. Muchos indicios apuntan a que, en efecto, las temperaturas suben. Bastantes indicios señalan la actividad humana como responsable del fenómeno. Resulta deshonesto, sin embargo, hablar de certezas. Y es aún más deshonesto descalificar a quien no se muestra convencido.
Mariano Rajoy tiene todo el derecho a no creer en el apocalipsis anunciado por la nueva fe, aunque se equivoque. Tiene toda la razón cuando dice que la escasez de agua es un problema más urgente que el cambio climático, aunque los alcaldes de su partido, y de otros, construyan campos de golf y megalópolis costeras. Y tiene hasta algo de simpático cuando rectifica, y pide excusas por meter a su primo en un lío.
La duda no debe ofender. La verdad, tampoco. El fanatismo, sí. Mucho.
ENRIC GONZÁLEZ
El País 04/11/2007
Negro sobre negro. Leonardo Sciascia. Editorial Global Rhythm Press. 2007.
Saturday, November 03, 2007
Sorpresa i prejudici
Perquè el post? Per la capacitat de guanyar-me d'una pel·lícula que (per mi) ho tenia tot en contra: Dirigida per Ben Affleck, argument amb pinta de melodrama de sobretaula, una petita Madeleine..
Però els dolents sempre guanyen, es guanyen al personal i la peli dura fins entrada la matinada...