Gladishov se alarmó. No acababan de gustarle las palabras de Osoavajim. Apenas convertido en ser humano, ya comenzaba a criticar. Desde el punto de vista biológico, sus méritos eran muchos, sin duda, pero si daba un enfoque político a la cuestión, que un caballo se convirtiera en ser humano no era más que la mitad. Lo principal consistía en saber en qué clase de ser humano se había transformado: ¿afecto o desafecto a la causa? Armándose a tiempo de la debida cautela, formuló Gladishov al caballo una pregunta de las que se denominaban experimentales:
-Y, dime, Osia; si, y es una suposición, te llamasen al frente, ¿de qué lado lucharías?, ¿del nuestro o del alemán?
Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin
Vladímir Voinóvich
Thursday, November 15, 2007
Caballs desafectes
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