Todo el mundo en Sinaloa conoce la leyende de san Jesús Malverde. Era un bandido, un atracador osado, un hombre de los pobres que entregaba el botín a los pobres, un Robin Hood de Sinaloa. Se le acabó la suerte en 1909 y los federales le ahorcaron justo al otro lado de la calle donde se alza ahora su altar.
El altar fue espontáneo. Primero algunas flores, después una foto, después un pequeño edificio de tablas toscamente unidas, que los pobres erigían por la noche. Hasta la policía tenía miedo de derribarlo porque la leyenda afirmaba que el alma de Malverde moraba en el altar. Que si ibas a rezar, encendís una vela y hacías una manda, una promesa devota, Jesús Malverde concedía favores.
Departe una buena cosecha, protegerte de tus enemigos, curar tus enfermedades.
Notas de gratitud detallando los favores concedidos por Malverde están claadas en las paredes: un niño enfermo curado, dinero del alquiler reaparecido com por arte de magia, un detenido fugado, una sentencia de culpabilidad revocada, un mojado regresado sano y salvo del norte, un asesinato evitado, un asesinato vengado.
El poder del perro
Don Winslow
Wednesday, February 17, 2010
El poder del perro (I)
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
Quant et moris també et faré un altar, aviam que tal funcionen els teus miracles
Post a Comment