Monday, September 21, 2009

Made in Italy

Com tothom sap a Itàlia les lleis són purament anecdòtiques.
Segurament tampoc s'hi apliquen principis teòrics, o fins i tot fallen les llegendes urbanes com ara allò dels Sis graus de separació , sobretot si s'aplica a altres esferes, o si hi ha pel mig Michele Sindona (que durant molts anys era el mateix).
Per exemple, relacionar qualsevol mafiós amb algun que altre campió de formula 1 no exigiria més de 2 o 3 graus de separació...


Lío a la italiana

Espero que no se molesten si cuento algunas viejas historias
italianas. Como suele ocurrir, no llevan a ninguna parte.

Pinturas Paramatti es una próspera industria piamontesa,
fundada en 1847. En su información corporativa subraya una época de turbulencias
accionariales, entre 1974 y 1984, en la que se sucedieron "seis gestores
distintos: Gottolengo, Schraiber, Dutto y Cometto, Caproni, Masciadri y
Junghans".
Es normal que Pinturas Paramatti, una sociedad perfectamente
respetable, no entre en detalles. Según varios sumarios judiciales, uno de los
propietarios de la empresa durante esos años fue Michele Sindona, un abogado
siciliano que comenzó su carrera blanqueando el dinero que la familia Gambino,
una de las más potentes en la mafia de Nueva York, obtenía del tráfico de
heroína. En 1969, el papa Pablo VI encargó a Michele Sindona, que por entonces
poseía ya varios bancos en Italia y Estados Unidos, la gestión del patrimonio
vaticano. Pero la crisis de 1974 se llevó por delante las entidades financieras
de Sindona y, de rebote, las empresas que Sindona controlaba para blanquear
dinero, de la mafia o del Vaticano. Una de ellas era, dicen los sumarios,
Pinturas Paramatti.
En 1979, Sindona encargó asesinar al liquidador de su
grupo financiero, Giorgio Ambrosoli. Y simuló un secuestro en Estados Unidos
para viajar a Italia. Su propósito consistía en pedir ayuda a viejos aliados
como Licio Gelli, gran maestro de la logia golpista P-2, de la que formaba parte
Silvio Berlusconi. No tuvo éxito: fue condenado por múltiples fraudes en Estados
Unidos y por el asesinato de Ambrosoli en Italia. En 1986, mientras cumplía
cadena perpetua en la cárcel de Voghera, murió envenenado por personas
desconocidas.
Volvamos a Pinturas Paramatti y a uno de los propietarios
post-Sindona, Attilio Dutto. En 1979, coincidiendo con el asesinato de
Ambrosoli, una bomba estalló bajo el automóvil de Dutto. No se conoció nunca a
los culpables.
Pinturas Paramatti fue adquirida por Achile Caproni, dueño de
una sociedad aeronáutica. Esa sociedad quebró poco después, aunque Caproni
mantenía otros negocios. En 1980 depositó más de 400.000 acciones de
Assicurazioni Generali en una notaría suiza, como aval de una operación secreta
consistente en la venta al Gobierno libio de material para fabricar minibombas
atómicas. Se trataba, parece, de un engaño de la CIA, que quería enredar a
Gaddafi.
Ya ven qué lío. La única persona que podría darle a todo esto un
sentido sería Flavio Briatore. Fue asistente personal del asesinado Attilio
Dutto, gestionó la venta de Pinturas Paramatti a Achile Caproni, trabajó como
mano derecha de Caproni hasta la quiebra de su grupo y en 1980 le acompañó a
depositar las acciones en la notaría suiza, para la operación armamentística.
Pero Briatore, ahora, se ocupa de otras cosas.

Enric Gonzalez

El PAIS 20.09.09

1 comment:

Pons said...

Amb aquestes companyies en Briatore encara ha acabat bé (com a mínim segueix viu i en llibertat)