"El tenedor era indicio de la de la decadencia oriental contra la que los Padres de la Iglesia occidental lanzaban sus anatemas, y el santo estaba convencido que el uso del tenedor era una de las costumbres licenciosas que habían desencadenado la peste que causó la muerte de la princesa y su esposo el Dux.
En Sicilia, (...) el tenedor hizo grandes progresos en las costas occidentales, en todas las ciudades que estaban en contacto con Bizancio y oriente. Para entonces, la vida había mejorado (...) y la Iglesia se dedicaba a denunciar el lujo domestico. (...) San Bernardo abandonó hecho una furia el convento de Cluny, en protesta contra su cusine gourmet; y en el siglo siguiente San Buenaventura escribió un tratado sobre disciplina en la hora de comer, que condenaba el lujo y la gula e insistía (...) en el "justo castigo" sufrido por la pobre princesa bizantina y su esposo el dux, a quien ella había enseñado a comer con tenedor.
Todos los teologos de la época estuvieron de acuerdo en que el tenedor era un utensilio del diablo y lo consideraron pecado. Incluso las notas sobre etiqueta de un milanés del siglo XII, Bonvesin de la Riva, dan consejos para comer con elegancia, sin mencionar para nada el tenedor."
"No volquéis la fuente intentado pescar con
les dedos un trozo grande. No escupáis.
No toquéis gatos o perros mientras coméis.
No os chupéis los dedos ni os hurguéis con ellos la nariz.
No digáis nada si encontráis una mosca muerta o una
cucaracha viva en vuestro plato."
les dedos un trozo grande. No escupáis.
No toquéis gatos o perros mientras coméis.
No os chupéis los dedos ni os hurguéis con ellos la nariz.
No digáis nada si encontráis una mosca muerta o una
cucaracha viva en vuestro plato."
Medianoche en Sicilia
Peter Robb